Castillo de Arcos de la Frontera

Parador Nacional de Arcos de la Frontera y Castillo (Arcos de la Frontera)

Parador Nacional de Arcos de la Frontera y Castillo (Arcos de la Frontera)

Una nueva vista desde la terraza de mi casa rural Rincón de las Nieves: el Castillo. El primer tejado que veis es el Convento de las Mercedarias. Después aparece el Parador Nacional, con sus muros blancos y los miradores (a la izquierda de la foto). Y al fondo, el Castillo. Se eleva en el punto más alto del casco urbano, junto a la plaza del Cabildo. La construcción que hoy se contempla es resultado, en su mayor parte, de las obras y reformas realizadas por los cristianos, a principios del siglo XV, sobre el anterior recinto fortificado de época musulmana, de planta cuadrada con torres en los ángulos. Un breve callejón en recodo que arranca bajo un arco en el costado de la plaza conduce a la entrada del castillo, una pequeña portada de piedra con arco apuntado. De sus torres sobresale la del Secreto, con una cámara de bóveda de ladrillo que permite oir hasta el menor susurro que se diga en su interior. Infinidad de leyendas medievales se asocian a los muros y pasadizos de la fortaleza, como aquella, referente a la conquista de Arcos por Alfonso X, que narra cómo los cristianos se sirvieron para tomarla de un conducto oculto que conectaba el castillo con el Guadalete, utilizado por las noches por una bella musulmana, señora de la villa, para bañarse en sus aguas, y por eso llamado «el baño de la reina». Otra historia legendaria relata el suceso de la favorita del reyezuelo musulmán de Arcos, quien, tras partir en una expedición, la había dejado encerrada en la fortaleza con provisiones para que aguardara su regreso, que nunca se produjo. Quedaría ya para siempre prisionera en la denominada «alcoba del amor», contándose que el espíritu de la infortunada toma en las noches de luna llena la forma de un buitre que vaga entre las almenas y los tajos.

Texto: Rutas el Legado Andalusí

 

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